El poeta nunca muere: recordando al Noé delirante

08/27/2019

Han pasado dos años desde que el poeta peruano, Arturo Corcuera (Trujillo - 1935; Lima – 2017), pasara a la inmortalidad. Noé delirante, fue su libro emblema, aquel que lo catapultó como uno de los destacados representantes de su generación. Recordamos su aporte al desarrollo de la poesía y la promoción de la cultura, dirigiendo revistas como Transparencia y Vuelapluma, esta última, editada por nuestra Universidad desde el año 2013.

Poeta precoz, que con solo dieciocho años, publicó su primer poemario Cantoral (Trujillo, 1953); cuatro años después, saldría a la luz El grito del hombre (Lima, 1957). Estas obras le permitieron hacerse de un lugar entre los poetas pertenecientes a la generación del 50, pero gracias a su obra posterior, se le reservó un lugar entre los miembros de la generación del 60.

A comienzos de los sesenta, Arturo Corcuera publicó el poemario Sombra del jardín (Lima, 1961). Dos años después, Corcuera sorprende con Noé Delirante (Lima, 1963), una de sus obras maestras. Considerado un poemario maravilloso, alcanzó reconocimiento internacional al ser reeditada en varios países de habla hispana, (Carlos Bousoño, escribió comentarios muy favorables sobre la poesía del vate peruano).

Corcuera representó al Perú, en 1972, en la Bienal de Poesía de Knokke (Bélgica); en 1974 fue miembro del jurado internacional del certamen literario Casa de las Américas, de Cuba. Participó, además, en la sesión de poesía en el Congreso mundial de escritores que se realizó en la ciudad de Sofía (Bulgaria).

Arturo Corcuera escribió numerosos poemarios, entre ellos Primavera triunfante (Lima, 1963), Territorio libre (Lima, 1965), Las sirenas y las estaciones (Lima, 1967), Poesía de clase (Lima, 1968), La gran jugada o Crónica deportiva que trata sobre Teófilo Cubillas y el Alianza Lima (Lima, 1974), De los duendes y la Villa de Santa Inés (Lima, 1977), Los amantes (1978), Puente de los suspiros (Lima, 1982), Corea Monte de diamante (1984), Prosa de juglar (1992), Canto y gemido de la Tierra (1998), Puerto de la memoria (2001), Sonetos del viejo amador (2001), Parajuegos (2002), A bordo del arca (2006), finalmente, saliéndose de la poesía, escribió Vida cantada. Memorias de un olvidadizo (2017).

Arturo Corcuera obtuvo reconocimientos importantes como el Primer Premio de los Juegos Florales de la UNMSM (1956), el Premio Nacional de Poesía (1963), el Premio César Vallejo (1968), el Premio Atlántida de Poesía (2002) (otorgado por la comunidad Autónoma de Canarias y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, España), el Premio Internacional Trieste de Poesía (2003) y el Premio Casa de las Américas (2006), por su obra A bordo del arca. Ya en el 2017, asistió a la Feria Internacional del Libro de Lima para recibir el premio FIL Lima Literatura.

Ese mismo año, el 21 de agosto de 2017, fallece en Lima y es velado en la casona de San Marcos del Parque Universitario, donde asistieron amigos, familiares, políticos y diversas personalidades del arte y la cultura peruana.

En conmemoración a su obra, el 8 de agosto del presente, en el ayuntamiento de la provincia de Ávila, España; Arturo fue homenajeado. Se colocaron algunos versos sobre metal y piedra, adornando la alameda en la ribera del río Tormes, lugar donde conoció a su esposa, Rosi Adrino, a inicios de 1965.

Arturo Corcuera figura entre los poetas destacados de la generación del 60.
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